DOMINGO

Beato cristero

  En el Cerro del Cubilete, en el monumento a Cristo Rey, se reunieron prelados católicos, sacerdotes, religiosas y religiosos y laicos. Más de 15 mil personas estuvieron en la ceremonia en que se nombró al beato Anacleto González Flores el patrono de los laicos mexicanos y se consagró a México a Cristo Rey.

  Poca difusión en los medios masivos, porque con todo y la Cuarta Transformación a las élites políticas y académicos de la República todavía les resulta incómodo reconocer las realidades de aquella que Jean Meyer calificó como “la única revolución popular del siglo 20”.

  Más incómodo todavía que en esta etapa de “modernidad progresista” aún persista la religiosidad que con tanta ferocidad se combate desde los fundamentalismos laicos y los devaneos anticatólicos de tantos militantes de la izquierda.

  La Cristiada, el período de la historia mexicana que, salvo excepciones, parecen eludir la mayoría de los historiadores. Quizá porque representa la religiosidad popular, simultáneamente sencilla y compleja, que hace noventa años se convirtió en violenta resistencia al Poder que intentó desarraigarla.

  Religiosidad que hoy, noventa años después, enoja y desasosiega a tantos.