DOMINGO
No hay vocación democrática
La innegable contundencia del triunfo del Presidente Andrés Manuel López Obrador tiene como resultado que su gobierno toma todas las decisiones necesarias para conseguir que su proyecto de gobierno y Nación se lleva a cabo.
Sin embargo, no deja de llamar la atención de que muchos de sus simpatizantes, pública o embozadamente comprometidos con ese Proyecto de Nación, parecen olvidar que México vive en una democracia desde hace casi un cuarto de siglos, cuando se construyeron las instituciones que posibilitaron la transición.
Así, mediáticamente se sataniza a quienes disienten del actual gobierno o, peor, a quienes, intentan actuar políticamente desde la oposición. Los simpatizantes, embozados o públicos, actúan como si en la República ya no debiera existir otra fuerza política que no sea la que ganó la elección.
Eso, al final del día, viene a demostrar que la vocación democrática no ha logrado arraigar en las élites políticas, intelectuales y económicas de México. A más de una cuarto de siglo que se hicieron las reformas que permitieron la transición democrática, para muchos a nuestras élites la vocación democrática es como un bloqueador solar que se aplicaron para ganar. Se lo quitan con un poco de agua y un mucho de Poder.