DOMINGO
Demasiadas fuerzas centrífugas
Nada de lo ocurrido durante los pasados siete días parece diferir de lo dicho en este espacio sobre lo distinto del proceso de sucesión que prematuramente puso en marcha hace varios meses el Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Distinto porque, si bien en el pasado los Presidentes manejaban el proceso, siempre contaban con la disciplina de su partido para mantenerlo ordenado. La sucesión de Fox y la de Calderón fueron anómalas, porque no tenían control de su partido.
El Presidente si tiene el control, pero hasta hoy de un movimiento, porque el problema es que su personal estilo no ha propiciado que la “capirotada” que fue la coalición que lo llevó al Poder sea Partido.
Y en el movimiento hay muchas fuerzas centrífugas. Basta oír el discurso del subsecretario de la SEP Luciano Concheiro, quien dijo ante los integrantes de Colegio Nacional que la 4T tiene que ir más allá y buscar la sociedad equitativa que sólo construye el comunismo.
No porque el comunismo sea mala palabra, aunque sea mala idea para México, según quien esto escribe, sino porque muestra que la “capirotada” de Morena y sus batallas internas pueden descarrilar el proceso de sucesión.