DOMINGO

Subestimar el descontento

  Está claro que la actitud del Gobierno de la República, de sus legisladores y su movimiento y, paradójicamente, de sus distintos adversarios políticos hacia los gobernadores de la Alianza Federativa refleja lo que quien esto escribe ha descrito como la “arrogancia del Altiplano”, más coloquialmente la opinión decimonónica de que “fuera de México, todo es Cuautitlán” o, si somos políticamente correctos, el pensamiento de uno de los pueblos originarios, el de los aztecas, quienes decían que “México Tenochtitlan era el ombligo del mundo”.

  Por esa misma razón los reclamos de los mandatarios rezongones tienen que buscar espacios en los medios del Altiplano; pero los más sensatos saben que eso es sólo para seguir siendo noticia, porque, si quieren tener éxito, tienen que presionar desde lo local, donde, como ya se dijo en estos espacios, es ancestral el sospechosismo a todo lo que tiene que ver con el Centro.

  Es una disputa que apenas empieza. Los frentes de lucha serán cambiantes y, aunque la ventaja la tiene el Gobierno de la República, no se puede subestimar el poder de un descontento sordo, poco estridente que puede gestarse en las entidades de la federación.