DOMINGO
Nada es gratis
Para el Presidente Andrés Manuel López Obrador hubiera significado un descalabro mayúsculo aceptar reducir en 400 mil barriles una producción de petróleo que tanto dinero e imagen le ha costado a su gobierno empezar a subir.
Un descalabro político, pero también económico, porque comprometería aún más el futuro de los tres proyectos insignia que, hoy por hoy, no quiere abandonar, pero esa es otra discusión, un asunto que la realidad podría resolver en los próximos meses.
Ya se podrá justificar que hasta el New Deal tuvo que adaptarse dos años después de que lo puso en marcha Roosevelt, lo cual no impidió que se sentaran las bases para políticas sociales que hoy, 90 años después, están firmes.
Quizá en Washington el Presidente Trump se hizo las mismas preguntas que se hizo Clinton hace 25 años cuando por encima de la voluntad del Congreso armó un programa de ayuda para México.
Las preguntas involucran las consecuencias para Estados Unidos de que México sufra un quebranto económico y uno político, no quieren un vecino inestable, pues sería imposible a menos que dispararan, detener las desesperadas oleadas de migrantes que buscarían cruzar la frontera.
Esta vez le salió barato a Trump. No comprometió recursos, no se peleó con el Congreso y si le ha hecho un favor político de enormes dimensiones al Presidente López Obrador.
Ya está en las grandes ligas el Presidente López Obrador, pues tuvo confrontaciones con potencias petroleras. Salió bien porque Trump lo arropó.
Ya averiguará el Presidente López Obrador el significado de aquella frase de John Foster Dulles pronunciada hace poco más de sesenta años: “Estados Unidos no tiene amigos, tiene intereses” o lo que quiso decir Ronald Reagan con aquello de “there is no free lunch”.