DOMINGO

Hay que evitarle el desgaste

   La crisis de abasto de gasolina, resultado de la batalla contra el robo de combustible y su comercio ilegal, es la primera gran prueba para el estilo personal de gobernar del Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien, a pesar de sus voceros y colaboradores del gabinete, optó por ser único e inapelable vocero de su administración, sin importar el tema de que se trate.

   En el caso del desabasto de gasolinas será dura prueba, porque, aunque el Presidente fue quien dio la palabra final sobre la estrategia para combatir el robo de combustible a Pemex, también es cierto que los colaboradores que se elaboraron los planes mostraron una gran falta de visión táctica.

   A menos que el Presidente López Obrador haya decidido que su gran bono democrático da para someter a la sociedad mexicana a un tratamiento de shock, pues no es otra cosa el desabasto, sólo se puede concluir que sus colaboradores fallaron en calcular los efectos colaterales de la lucha contra las bandas criminales de “huachicoleros”.

   Quizá se ha concluido en que la única voz creíble del gobierno es la del Presidente, pero también hay que tomar en cuenta que, precisamente por eso, hay que evitarle desgaste.