Cambio de Guardia
Con o sin deficit
Aunque para quienes viven, vivimos, casi obsesionados por los hechos y dichos de la política, nos parezca algo ajeno, en realidad, igual que las decisiones políticas que ha tomado en semanas recientes el Presidente Electo pueden repercutir a lo largo del próximo sexenio, así ocurrirá con las decisiones económicas que significan los lineamientos del Presupuesto para 2019.
No sería la primera vez en que, un Presidente Electo y sus más cercanos asesores económicos, con tal de cumplir con "exigencias" de mantener la salud de las finanzas públicas, "exigencias" no pocas veces producto de visiones cortoplacistas, se toman decisiones que marcan todo el sexenio.
A Vicente Fox le convencieron de que, para complacer a los intereses empresariales, nacionales y extranjeros, que respaldaron entusiastamente su candidatura, tenía que mandar un mensaje de que su gobierno mantendría la disciplina fiscal y ya no tendría presupuestos con déficits.
A pesar de que recibía una economía en plena marcha, con un crecimiento casi del cinco por ciento anual como promedio desde 1997, su equipo financiero y hacendario decidió complacer a las exigencias del presupuesto sin déficit, sin revisar los escenarios del contexto internacional.
Llegó el año 2000, la economía de Estados Unidos entró en una leve recesión que, como siempre, aquí se sintió muy fuerte. Sin embargo, el presupuesto mexicano, tan disciplinado, no tuvo la flexibilidad para ajustarse a esa recesión.
El resultado fue que la economía mexicana perdió en 2000 el impulso que traía hacía ya más de 3 años. El crecimiento fue muy mediocre. Y hasta la fecha no ha podido recuperarse.
Así nos pasa cuando creemos que el mundo es sólo lo que alcanzamos a ver desde la torre del campanario de nuestro pueblo.