Cambio de Guardia

Lealtad institucional

  Es curioso que cíclicamente, más o menos por estas fechas, resurja el tema de la lealtad de las Fuerzas Armadas a las Instituciones de la República.

   Esta semana el Secretario de Marina, Almirante Vidal Soberón, reiteró la inquebrantable lealtad de las Fuerzas Armadas a la Institución Presidencial.

  Quizá, por eso, como en otros años, quien esto escribe se ve forzado a contar un ejemplo de esa lealtad.

   En 1968, en los días subsecuentes a Tlatelolco, corrían los rumores de un posible golpe de Estado, como los que durante esos años de la Guerra Fría ocurrieron en todo el Continente, con la complacencia y obsecuencia de Estados Unidos.

   México hervía políticamente por la agitación y por la inquietud que atizaban todas las agencias de inteligencia de las naciones protagonistas de la Guerra Fría, agencias que habían hecho de México su campo de confrontaciones.

   Cuando arreciaban los rumores de un golpe contra el gobierno civil de México, circulados con entusiasmo por interesadas agencias de inteligencia extranjeras, ocurre que le informan al Presidente Gustavo Díaz Ordaz que habían llamado de la Secretaría de la Defensa Nacional para avisar que iba rumbo a Los Pinos el general Marcelino García Barragán y todo el Estado Mayor de la Secretaría.

   No habían pedido cita, simplemente avisaron que iban a la residencia presidencial.

   El Presidente Díaz Ordaz se colocó la banca presidencial y se dispuso a recibirlos. Llegaron todos los generales. El general García Barragán le dijo al Presidente:   “… Señor Presidente, venimos a ratificarle la lealtad de las Fuerzas Armadas de México a las instituciones de la República”.

   Esas palabras han resonado a lo largo y lo ancho de las estructuras del Ejército y la Marina de México. Demostraron cuán arraigada es la lealtad militar a la Constitución y las Instituciones.

   Esa lealtad institucional ha hecho posible que, por primera vez en la Historia de México, hayan ocurrido dos alternancias en la Presidencia, con el relevo de mandatarios por otros de un partido distinto. Y pronto ocurrirá la tercera alternancia.

   Ha sido posible que ocurran pacífica, ordenada y civilizadamente, porque así lo ha garantizado la inquebrantable lealtad de los soldados y marinos de México a las Instituciones de la República.

   Se cuenta la historia, oootra vez, porque hay muchos que olvidan que esa ha sido la gran diferencia entre los soldados y marinos de México y los del resto de las naciones de Latinoamérica: la lealtad institucional.