Cambio de Guardia

Esclavo de sus palabras

  Todos los Presidentes de la República han sentido la dimensión de la responsabilidad hasta que toman posesión, se sientan en el escritorio y empiezan a ver los asuntos de la República sobre los que deben tomar decisiones.

  Y no pocas veces deben ajustar sus proyectos y programas a las realidades de gobernar que empiezan a descubrir por sí mismos.

  Aunque el Presidente Electo Andrés Manuel López Obrador tiene una dinámica casi nunca vista, esta se explica porque él sabe bien que, para empezar, su sexenio será de cinco años y diez meses, no de doce meses y, además de que no puede dejar que la inercial esperanza que parece generalizarse se difumine en aburridos comunicados oficiales.

  Sigue y seguirá en campaña, quizá hasta después de la toma de posesión, porque necesita imponer su visión minimalista del Estado y una austeridad presupuestal que, si no se implementa con inteligencia, puede empezar a empantanar los asuntos de la administración pública.

  E insistió en la austeridad presupuestal, aunque, como dijo el ministro Cosío, al advertir que hay que invertir y mucho en la procuración y administración de justicia o la pacificación fracasará.

  Ha dicho infinidad de veces que uno es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras. Lástima que sigue diciendo lo que dijo a diario antes, durante y después de la campaña.

  Lo del avión, la venta de garaje de la flota presidencial, lo cual es un absurdo, pues los aviones son de la Fuerza Aérea, no de la Presidencia.

  Pero sobre todo lo que más que perseverancia ya es peligrosa terquedad: el descuido de su seguridad personal, por simples prejuicios ideológicos, a los cuales ya, como Presidente Electo y luego como Presidente Constitucional no tiene derecho.

  Se equivoca si cree que su seguridad personal es decisión suya. No, su integridad personal ya es asunto del Estado Mexicano.

  Está atrapado por absurdos compromisos de campaña y no entiende que de su integridad personal depende la paz social de la República, una paz social que a partir del uno de diciembre será como dice la Constitución de su exclusiva responsabilidad.

  Se equivoca con aquello de que el pueblo me cuida. No olvide que a Colosio lo mató Mario Aburto cuando estaba rodeado de pueblo. Y que Colosio tenía también muchos prejuicios sobre quienes le custodiaban.