Café Político

 

 

Hacienda, ¿le dirá no al Presidente?
Más dinero hará falta en el INE
Cuando la chiquillada sí cuenta 

   Eran los años de las vacas gordas del sexenio de López Portillo. En una reunión de gabinete en Palacio Nacional se revisaban las opciones para los programas sociales y se incluía otorgar créditos “blandos” a los grupos más necesitados.

   Cuando llegó el turno de opinar el titular de Hacienda, David Ibarra, éste dijo: “… Señor Presidente, quiere recordarle el costo actual del dinero”, y procedió a explicar la inviabilidad financiera del proyecto. Se desechó.

   Al retirarse, Ibarra quiso disculpare con López Portillo, quien secamente le dijo: “… se salió usted con la suya, ¿no?" La pregunta es si el equipo de Hacienda del próximo gobierno en un determinado momento será capaz de decirle que no. De ello depende mucho, más de lo que se cree.

 

 

UNAM: ¿ahora quien la defiende?
Morena: ¿olla de tamales o partido?
Educación: se aceleró Mario Delgado

   Acudió el rector de la UNAM Enrique Graue al CCH Azcapotzalco, recibió el pliego petitorio, pero un grupo de “estudiantes” lo agredieron, por no firmarlo, una posición radical que desvirtúa al movimiento estudiantil.

   Ocurre que a los grupos estudiantiles los empieza a cercar una coalición de grupos radicales, cuyos intereses son políticos, nada que ver con los intereses de un preparatoriano.

   Ni el gobierno peñista ni el equipo del Presidente Electo pueden dejar solo al rector de la UNAM, pues ninguno de los dos se puede dar el lujo de ser indiferente ante un intento de desestabilización política y social.

 

 

PAN: riesgos de los pleitos públicos
Claros límites de los foros “pacíficos”
¿Por qué las prestaciones en el gobierno? 

  Desde hace tiempo que los panistas lavan en público toda su ropa sucia, el mismo tiempo en que los panistas han sufrido un desgaste institucional que tuvo su culminación en la derrota sufrida el pasado uno de julio.

  Es obvio que los grandes pleitos internos del PAN no son cosas nuevas, pero antes no eran tan protagónicos quienes se disputaban el control del partido y eso los hacía menos vulnerables a las provocaciones de los “amarranavajas”.

  Los nuevos panistas son tan modernos que hacen de los medios su campo de batalla, caen en todas las provocaciones, muchas de mala fe y, como lo vemos hoy, cada día se dificultan más las buenas negociaciones políticas. Y, claro, menos discretas.