Comentario con López-Dóriga
19 de septiembre
Todos tenemos vivencias de aquel 19 de septiembre de 1985.
Yo que vengo de donde no tiembla, aprendí que noventa segundos pueden parecer eternos y como en 90 segundos puede cambiar radicalmente la vida de millones de personas.
Estas reflexiones vinieron después. Aquella mañana no había tiempo para el horror. No para quienes estamos en este, el mejor oficio del mundo. Sólo hubo tiempo de organizarse para trabajar. Sobrevolamos en helicóptero la Ciudad. Las fotos publicadas mostraron una ciudad que parecía bombardeada, ruinas e incendios por doquier.
¿Cómo olvidar aquel olor a muerto que durante días flotó en la Doctores, donde estaba el Heraldo de México? Aquel olor que se pegaba a la ropa.
Pero también aprendimos, Joaquín, que, gracias a Dios, la vida sigue.