Comentario con López-Dóriga
Dejemos de lloriquear
Como argumento para convencernos de la necesidad de una histórica Cuarta Transformación que, dicen, tendrá, en el tiempo y espacio, la misma trascendencia de la Independencia, la Reforma y la Revolución, nos dicen que nunca antes los mexicanos habíamos vivido horas tan oscuras.
Imagino, Joaquín, que eso han pensado otras generaciones que, como hoy, los millenials, la generación X y la generación Z, estuvieron convencidos que las horas oscuras de su tiempo fueron las peores para la República.
No lo debatiré, sólo recordaré otro septiembre, aquel septiembre en que las tropas de Estados Unidos ocuparon la Ciudad de México.
Recuerden las nuevas generaciones que el 14 de septiembre de 1847 ya los cadetes y soldados mexicanos habían sido derrotados en el Castillo de Chapultepec. Mañana, 15 de septiembre, se cumplirán 171 años que la bandera norteamericana ondeó en Palacio Nacional. Poco después perdía México más de la mitad de su territorio.
Si pudieran, aquellos mexicanos de hace 171 años nos dirían que dejemos de lloriquear, que aquellas si fueron horas oscuras.
Y ¿sabes, Joaquín? Tendrían razón.