Ego contra ego
No nos hagamos ilusiones, Joaquín, el Presidente Trump no se irá, ni dejará de actuar como lo ha hecho hasta ahora. Eso, creo, debiera tener desvelados a los candidatos a la Presidencia de México.
Ni el más obtuso candidato presidencial mexicano puede pretender ignorar que, si gana, tendrá que renegociar el TLC y lidiar con el impredecible presidente Trump.
Saben todos que no basta que, como dice Anaya, que México reaccione con dignidad, pero tampoco se resolverán las diferencias con Trump con un encuentro cara a cara de los mandatarios, como propone López Obrador.
Basta con releer a Henry Kissinger para saber que las entrevistas entre los Jefes de Estado, para que sirvan de algo, tienen que ser precedidas de largas y complicadas negociaciones entre sus respectivos colaboradores.
Si no es asi, advierte Kissinger, puede ser catastrófico y hasta arriesgar rupturas irreparables cuando, sin acuerdos previamente aprobados, se enfrentan los egos de dos Jefes de Estado.
Imaginemos enfrentar improvisadamente el enorme ego de Donald Trump con el ego de quien ganara la Presidencia, por ejemplo, con el ego de López Obrador.