No fue lo que quisieron
A pesar del nuevo formato, menos rígido, del segundo debate presidencial, parece que se dejó satisfechos a muy pocos, pues se han multiplicado los críticos.
Lo de un formato que permite más interacción entre los candidatos presidenciales parece perderse en los análisis del posdebate.
Se multiplican las críticas al segundo debate porque, me temo, Joaquín, que cada quien tenía sus expectativas no de cómo sería y, como siempre, se desilusionan porque el segundo debate no fue como creen que debió ser.
La verdad, todos se equivocan, porque piden de los debates entre candidatos a la Presidencia sean lo que nunca podrán ser.
En ellos nunca se discutirán a fondo los innumerables temas que forman la compleja realidad política, económica y social de México.
Aunque a tantos les escandalice, si no hay confrontaciones entre los candidatos, se pierde el interés. Ah, pero deben ser novedosas confrontaciones, pues si en las discusiones repiten las mismas descalificaciones terminan por aburrir y se va la audiencia.
Dicen que eso hace de los debates un espectáculo. ¿Quién creyó que son otra cosa?