Comentario con López-Dóriga
Para que triunfe el mal
El indignante abuso y asesinato de un joven veracruzano en Mérida, tristemente sólo será un fugaz punto luminoso en el radar mediático.
Es el saldo de la crueldad creciente de la violencia criminal que parece ser parte del paisaje nacional.
No solo en provincia. Hace dos o tres años, aquí, en la progresista Ciudad de México molieron a golpes a un jovencito en un antro de la zona rosa. Su cuerpo agonizante fue arrojado en una jardinera.
Ya ni siquiera nos avergonzamos porque estas expresiones de maldad criminal sean algo más que fugaces puntos en el radar mediático.
Olvidamos lo dicho por Edmund Burke: Para que triunfe el mal, sólo es necesario que los buenos no hagan nada.