Comentario con López-Dóriga

Ajustes

   Sería necio negar que el triunfo en las urnas le dio al Presidente Andrés Manuel el derecho a impulsar agresivamente su personal agenda de gobierno, la de los compromisos de campaña, pero quizá debiera ajustarla a una realidad muy distinta a la de 2018.

   Hoy enfrenta el Gobierno de México lo que llaman la tormenta perfecta, simultáneamente el reto de la pandemia de coronavirus y el de la guerra de precios del petróleo, ambas con inciertas consecuencias políticas, sociales y económicas.

   Nadie debe exigirle que por las crisis petrolera y de salud abandone su agenda, pero si podemos pedirle que la ajuste a la nueva y cambiante realidad, que la adapte a la agenda de la Nación. Creo, Joaquín, que no es mucho pedir.